Hoy les voy a contar una historia muy recreativa. El propósito de este artículo es evitar que te ofrezcan algo que no quieres. Hace poco más de una hora, una mujer se comunique conmigo en la oficina desde un número anónimo (centro de llamadas). Viene con un nombre y un apellido. Me informa que hay una transición obligatoria de mi plan de telecomunicaciones actual para adsl a fibra súper digital y me pide que confirme mis datos personales.
En mi mente en este punto, las siguientes preguntas comienzan a parpadear:
- ¿Por qué esta persona apareció con sus nombres y apellidos si normalmente no le dicen su apellido (con razón)?
- ¿Por qué tengo que cambiarme?
Respondo muy tranquilamente que no me importa, Usted acepta muy amablemente mi decisión, saludarme y colgar. Después de media hora, me llama un hombre que me propone lo mismo. Viene con un nombre y un apellido y le informo que hoy es la segunda vez que recibo una llamada telefónica de ellos. Luego me señala que recibí esta llamada porque no acepté el cambio de contrato. Le confirmo que no tengo intención de modificar el contrato.
En este punto me dice que la modificación es obligatoria porque todo el mundo tiene que cambiar a la fibra. Le digo que tengo un contrato vinculante y que ya me han facturado el router, por lo que no puedo cambiar de plan u operador. Me dice que no van a cambiar de routers y que sólo cambiarán en la unidad de control. Me asegura que son las telecomunicaciones y que saben lo que están haciendo. Me pregunta por qué no quiero cambiar el contrato. Simplemente le digo que lo he establecido de esta manera. No acepta esta respuesta e insiste.
En este punto de mi mente se hacen las siguientes preguntas:
- ¿Por qué estas personas necesitan mis datos personales?
- ¿Por qué no recibí ninguna comunicación escrita por las telecomunicaciones para la modificación unilateral del contrato?
- ¿Cómo NO saben que ya tengo fibra?
- ¿Por qué me llaman desde un número anónimo?
Me gustaría decirle que le agradezco la información y que me comunicaré con 191 para darme algunas aclaraciones sobre esta modificación “unilateral” del contrato. Se ríe y me informa que “son 191” y que cuando llame me responderán. Lo saludo y lo re-ataco. Me tomo un tiempo para llamar al 191 y un trabajador muy amable me responde que aclara la situación:
- Nunca me llamaron;
- No estoy obligado a hacer nada;
- Si hay una necesidad muy “rara” de un cambio unilateral. Nadie va a llamar. El protocolo requiere que se me envíe una carta que contenga todos los detalles del cambio unilateral.
Por lo tanto, juntos hemos asumido que se trata de un centro de llamadas que quiere aprovechar la reciente difusión de la fibra para ganar comisiones relacionadas con la ejecución de algunos contratos más. El operador entonces me aconsejó decirle a los siguientes que me llamarán con las mismas intenciones, que ya he hablado en 191. Gracias al operador, cuelgo el teléfono y voy a parar y pensar en algo.
Tengo noticias de que esta estrategia persuasiva que las agencias normalmente adoptarían para conectar nuevos usuarios es un modus operandi que muchos expertos tienen en común. Creo que en este punto está claro que se trata sólo de una iniciativa de algunos de estos organismos concretos que utilizarían sistemas que no están aprobados en las directrices proporcionadas por la empresa en nombre de las cuales celebran contratos.
Sé que esperas leer que los centros de llamadas son un flagelo y cosas así. No en este artículo. Las personas que trabajan en centros de llamadas podrían ser nuestros amigos o parientes. Todos los trabajadores merecen respeto en la medida en que operan con criterio y respeto hacia los demás.