Esa inevitabilidad llamada destino

Llámalo ineludible, inevitable, inexorable, destino, suerte o desgracia, azar. ¿De cuántas maneras se puede llamar al destino? Una antigua leyenda dice que nuestro destino ya está escrito antes de nacer y que guiará toda nuestra vida; si esto es cierto, tiene una extraña forma de hacer las cosas. Sí, porque me he dado cuenta de que cuando ha habido grandes cambios en nuestra vida, el que lo inició todo fue un momento, un solo momento, que a la luz de después se pudo evitar o confirmar según si el cambio fue para bien o para mal.

A veces, una coincidencia fortuita ha hecho que conozcamos a una persona que nos ha cambiado la vida. Puede tratarse de un pequeño retraso en el horario de un tranvía o un tren, o incluso de un repentino deseo de tomar un helado en un caluroso verano. Si hubiéramos levantado la vista un momento antes o después, no habría pasado nada. En cambio, ese mismo momento hizo que dos miradas se encontraran.

Pero no se trata sólo de asuntos del corazón, el destino también interviene en todo lo demás: por ejemplo, el despertador no sonó y llegamos tarde a una entrevista de trabajo, o un accidente entre dos camiones en la autopista nos hizo perder la prueba de acceso a la facultad de medicina, cambiando radicalmente las expectativas que tenías, quizá no para mal, pero sí para bien.

¿Y has pensado alguna vez que tras ese momento no sólo cambió tu vida, sino también la de algunas de las personas que te rodean? Tal vez alguien no habría nacido, tal vez alguien se habría divorciado, tal vez otro se habría ido a vivir lejos. Sí, porque como las cosas cambian para nosotros automáticamente, también cambian para los demás. Y a menudo son nuestras decisiones las que cambian la vida de los demás, al igual que las decisiones de los demás cambian la nuestra.


Qué entretejido de destinos es nuestra vida, y no sólo para nosotros o los que están cerca de nosotros, sino que de alguna manera también podemos influir en personas que no conocemos ni conoceremos nunca. Por poner un ejemplo, llevo unos 10 años haciendo un trabajo. Por ejemplo, conseguir un trabajo que realmente nos salve en ese momento. Un completo desconocido podría tener un accidente de coche con la persona que tenía ese trabajo antes que yo. Y quién sabe si incluso yo, sin saberlo, cambié la vida de algún desconocido de alguna manera oscura y extraña.

Estoy convencido de que todo lo que se necesita es nada. Olvidar el teléfono móvil en casa y volver a buscarlo; quién sabe, tal vez eso podría cambiar algo, una pequeña cosa, o tal vez por eso no nos vimos involucrados en un gran accidente, con muertos y heridos. Creo que cada uno de nosotros ha pensado al menos una vez que podría habernos pasado a nosotros si no nos hubiéramos visto envueltos en un gran accidente….

Si te adentras en el significado del destino, descubres que hay gente que no se lo cree. Dicen que somos los autores de lo nuestro. Probablemente tengan parte de razón, pero creo que sólo parte. De hecho, si pensamos en nuestra vida actual, sin duda podemos decidir, si no estamos satisfechos, cambiar algo. Pero esto, en mi opinión, es una elección racional. Creo que todos intentamos vivir nuestra vida lo mejor posible, conscientes de que tenemos ésta y sólo ésta y que el tiempo pasado no vuelve.

Y muchas de las decisiones que tomamos en nuestra vida, grandes y pequeñas, las hacemos para intentar ser mejores, para mejorar, para ser felices. Por desgracia, las elecciones a veces se convierten en errores, pero estoy convencido de que cuando tomamos esa decisión, estábamos convencidos de que estábamos haciendo lo mejor posible. Desgraciadamente, los errores sólo pueden verse a posteriori, si es que los ha habido. El dicho “la retrospectiva es 20/20” nunca es más cierto.

Estas son digresiones, así que volvamos al concepto de destino. Todavía hay quienes piensan que es el destino el que decide nuestras vidas y que todo depende de una fuerza superior que ya ha escrito nuestro destino y que sólo somos libres de elegir las pequeñas cosas de la vida pero no las elecciones decisivas. Esto tampoco es del todo cierto. Nuestra vida es una mezcla de todas estas cosas.

Hay gente que cree que todo es absolutamente causal, que vivimos a merced del caos sin sentido ni control. Esto tampoco es del todo cierto. En mi opinión, el destino es una parte de nuestras decisiones, una parte de las decisiones de otras personas y, de nuevo, acontecimientos completamente aleatorios. Y en mi opinión, el concepto de destino es precisamente el de acontecimientos completamente aleatorios que han llevado a decisiones que han cambiado de alguna manera nuestra vida, o que han cambiado la vida de personas cercanas a nosotros y han influido en la nuestra.

Simplemente tendría curiosidad, como creo que tú también la tendrías, por saber cómo habría sido nuestra vida si no hubiéramos hecho esa elección o esas elecciones. Dónde estaríamos ahora, con quién, si seríamos felices o no, qué tipo de vida llevaríamos. Pero desgraciadamente no se nos permite saber y tenemos que conformarnos con lo que tenemos de momento, intentando no cargar con el pasado, que, como la propia palabra dice, está en el pasado y ya no se puede cambiar.

Y por eso debemos acoger el dicho “vivamos el presente” porque es el único tiempo que tenemos, sea bueno o malo, esperando que el destino nos traiga un mañana más feliz.


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